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CIRO ALEGRÍA, MI PADRE (1909 - 1967)

Mi padre fue un intelectual y político peruano que nació en el caserío de Sartimbamba, en la Provincia de Huamachuco, Departamento de La Libertad, en la sierra del Perú, un 04.11.1909 y falleció en Lima el 17.02.1967.

 

Se consagró  internacionalmente por su trilogía de novelas sobre el Perú: “La serpiente de oro” ( 1935), “Los Perros Hambrientos” (1939 ) y “El Mundo es Ancho y Ajeno” (Premio Latinoamericano de Novela, Farrar & Reinhart, Nueva York, 1941). Es considerado uno de los dos grandes de la corriente indigenista en el Perú, conjuntamente con José María Arguedas. Ver diapos. http://www.authorstream.com/Presentation/diani18-284477-ciro-alegr-su-vida-evoluci-education-ppt-powerpoint/

 

Como político y pensador social, defendía el progresismo democrático. Su compromiso político lo llevó a ser miembro fundador del Partido Aprista Peruano (PAP)  y posteriormente, del Partido  Acción Popular.

 

Fue uno de los miembros más jóvenes del Grupo Norte, un semillero de intelectuales y políticos peruanos que congregaba el pensador Antenor Orrego, Director por aquel entonces del Diario El Norte. Fue alumno en primaria, en el Colegio San Juan de Trujillo, del poeta César Vallejo. Además, Alcides Espelucín, poeta e intelectual de prestigio, era el Jefe de Redacción del Diario El Norte y contrató a Alegría (en 1927) siendo este muy muchacho, para que trabajara como reportero. Junto con Antenor Orrego y Alcides Espelucín, fundaron la “primera célula” del Partido Aprista Peruano en Trujillo, inspirados en una copia a mimeógrafo de “El Anti-imperialismo y el APRA” que Haya le envió a Antenor Orrego desde México. Posteriormente, a la llegada del líder (Víctor Raúl Haya de La Torre), se hizo la Fundación Oficial del Partido en Lima.

 

Sufrió cárcel, tortura y exilio por sus  ideales apristas, entre los 18 y los 25 años, fecha en que es deportado a Chile (1934). Durante décadas se sucedieron gobiernos totalitarios en el Perú que no dejaron volver a mi padre. Le tocó vivir un largo exilio, residiendo en Chile, E.U.A., Puerto Rico y Cuba.

 

En 1948 renuncia al APRA desde el exilio, por estar en desacuerdo con su viraje ideológico-relativista (plasmado en el libro “Espacio Tiempo Histórico”), que auguraba una derechización. Años después, se confirmó esa sospecha de Ciro Alegría con la alianza APRA-UNO (Unión Nacional Odriísta).

 

En 1956 conoce a la poetisa hispano-cubana Dora Varona, con la que se casa. Posteriormente, nacerá mi hermana Cecilia, en Santiago de Cuba (1958), y los restantes tres hermanos varones en Lima: Ciro (1960), Gonzalo (1962) y Diego (1967). Diego fue hijo póstumo (nació  4 meses después de fallecido Ciro Alegría.

Lamentablemente, Diego falleció a los 14 años en una excursión escolar).

 

En 1957 le es permitido a mi padre regresar temporalmente al Perú, para la Feria del Libro que organizaban Juan Mejía Baca y el novelista Manuel Scorza (creador del sello editorial Populibros Peruanos).  Entonces conoce al Arq. Fernando Belaúnde Terry.

 

En diciembre de 1959, el viraje al comunismo en Cuba le decide a volver definitivamente al Perú (donde residió ininterrumpidamente  sus últimos 7 años de vida, entre enero de 1960 y febrero de 1967, cuando fallece a la temprana edad de 57 años). Fue elegido Congresista por Acción Popular en 1963 y  muere en el cargo. En sus funerales recibió Honores de Ministro de Estado. Sus obras están traducidas a 59 idiomas.

Ciro Alegría, mi padre: Servicios

MEMORIAS

Recuerdo poco a mi padre, ya que lo perdí a temprana edad. Quedan plasmados en mi memoria, su cabeza sonrosada y llena de pelos canosos y sedosos, su sonrisa tímida y algo amarillenta (por el tabaco), velada por sus ralos y sonrosados labios. Sus ojos achinados, penetrantes, que radiaban inteligencia… Le encantaba sentarse al final del día en la sala, en su sillón orejero y que yo me trepara como un gatito a rascarle su cabeza. Aún hoy, entre la pena de la ausencia, tanteo su cabeza con afecto, rascando ideas y recuerdos.

 

Mi padre tenía un aire campechano, entremezclado con su forma de hablar, típica de la sierra norte del Perú. Bromista, me  reía y celebraba mis bromas, mis chistes infantiles contados con media lengua, mis anécdotas que él ensalzaba hasta convertirlas en divertidos relatos que toda la familia repite, especialmente mi madre. Esas travesuras infantiles, llenas de encanto y picardía que formaron mi carácter alegre, positivo e incansable, según relata en su libro autobiográfico mi madre (“Todo tiene su tiempo”).

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Nuestra casa en Chaclacayo (….) quedaba a orillas del río Rímac, muy cerca de la carretera y la vía del Ferrocarril Central. Cruzando el puente sobre el Rímac, te adentrabas en el bucólico Centro Residencial Huampaní. Mi papá vivía muy ocupado, como Diputado, periodista y escritor que era. Pero fueron muchas las veces que, con extraordinario cariño y una dulce paz, paseó conmigo por Huampaní o charló conmigo a orillas del río, me enseñó a cantar  las canciones de sus novelas, me contaba cuentos, o me hacía oír en la sala de casa, junto con mi hermano Ciro, discos de música clásica (Deutsche Gramophon) que conseguía con gran esfuerzo, como auténticas rarezas culturales en la Lima de aquella época.

 

Él me tuvo al final de su vida, y me disfrutó y quiso intensa y sinceramente, como todo en él. Fue un hombre bueno, que intentó luchar contra la injusticia y transmitir un mensaje de esperanza. Como él mismo cuenta en su libro de Memorias, su vida fue «mucha suerte con harto palo, como es el humor de Dios». Cuando falleció, me ocultaron la noticia casi dos años completos, diciéndome que estaba enfermo, hospitalizado. Mi madre no quería que la pena me golpeara de frente, e intentó vadearla a fuerza de olvido… Pero como los recodos del río que mi padre me enseñó a amar, en los remansos de mi alma, queda empozado, cristalino y fresco, el recuerdo de mi padre: el gran escritor Ciro Alegría, el gran peruano que me enseñó a amar profundamente, a mi tierra y  a mi gente. Y siempre que puedo, me sumerjo en su recuerdo, para tomar fuerzas y reavivar mi compromiso de permanencia, trabajo y amor, por nuestra bella y difícil patria peruana.

Ciro Alegría, mi padre: Sobre...
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